El impacto del neuroliderazgo en las organizaciones
Durante muchos años se han conocido distintos tipos de liderazgo, desde el tradicional jefe hasta un liderazgo eficaz en las organizaciones. Los líderes tienen la capacidad de influir en el comportamiento de las personas para que aporten sus talentos particulares en la consecución de objetivos comunes, es decir, tienen un papel fundamental para colaborar con los miembros de las organizaciones como un efecto “Pigmalión positivo”.
Muchas empresas elijen a directivos estrategas para seguir creciendo y contar con mayor expansión en el mercado, pues tienen claro que deben adaptarse a los cambios que se originan en su entorno, tal y como sucedió con la pandemia, de no ser así, corren el riesgo de desaparecer en el mercado competitivo de productos y servicios ofertados a los consumidores.
Lamentablemente en instituciones o dependencia del sector público el escenario es totalmente distinto, debido a que existen algunos dirigentes que no tienen un liderazgo, máxime, si también adolecen de voluntad política y visión para lograr un desarrollo adecuado de gobernanza en una municipalidad, provincia, estado o país; esto es, en la mayoría de los casos han sido elegidos por compadrazgo o producto de nepotismo, ejerciendo poder no autoridad, siendo los ciudadanos los más afectados en los servicios públicos.
Para ser un líder integral se requieren de distintas cualidades como la visión; principios y valores; plan de acción; capacidad, identidad y empatía; experiencia y trayectoria con base en logros o resultados; dominio de diversos idiomas; habilidades de comunicación; manejo financiero; experiencia en alianzas estratégicas; manejo adecuado de grupos; talento, creatividad e innovación; adaptabilidad al cambio; manejo asertivo de relaciones públicas; control de crisis situacionales; sentido de inclusión social, así como, la capacidad de solución de conflictos y habilidades de negociación.
El líder tiene un sentido filosófico peculiar, ya que ve un aprendizaje en los fracasos y áreas de oportunidad en los problemas, constantemente está en entrenamiento y equilibrio. Lamentablemente, también existen líderes con propósitos o fines negativos como en su momento la historia nos describió a Adolfo Hitler u otros personajes que causaron daños a la humanidad.
El metalíder cuenta con ingredientes adicionales a otros tipos de liderazgos, de ahí que, el liderazgo interno precede al liderazgo externo, pues es consciente que para liderar a los demás primero debe liderarse a sí mismo como una introspección. Busca un cambio de paradigma en beneficio de los colaboradores y de la organización, además, sabe adaptarse al cambio aunque sea de manera radical. Tiene la capacidad de provocar una disrupción con propósito e innovación constante. De hecho, el dejar un legado y sucesión son metas importantes dentro del metaliderazgo.
Por otro lado, es importante mencionar que estamos en la era de las neurociencias y que representan un conjunto de disciplinas científicas que se encargan de estudiar el cerebro humano a través de su estructura (frontal, occipital y temporales); funciones (cognición, memoria, motivación y emoción); bases moleculares (neuroquímicos y hormonas); patologías del sistema nervioso (patologías y esquizofrenia) y como la interacción entre ellos incide en nuestra conducta.
Recientemente se habla de neuroliderazgo, como una visión del líder que se fundamenta en los últimos avances de las neurociencias, siendo una técnica para gestionar grupos de colaboradores. Conviene precisar que las aportaciones de las neurociencias no reemplazan por completo las prácticas convencionalmente asociadas con el liderazgo, sólo la complementan y amplían. Por tal motivo, me permitiré citar algunos aspectos de la aplicación del neuroliderazgo en las organizaciones.
El neuroliderazgo y los distintos tipos de inteligencias.
Algo que distingue al neurolíder es su capacidad de desarrollar distintos tipos de inteligencias como la racional, social, emocional, digital, estratégica; e incluso, las inteligencias múltiples, es decir, cada persona tiene distintos tipos de inteligencia. Lo trascendente, es que tenga la posibilidad de descubrirlas y potencializarlas en su vida o centro de trabajo.
El neuroliderazgo y el conocimiento.
El neurolíder cultiva su mente y nunca deja de aprender. Lee libros, revistas, se capacita y está informado constantemente, pues gracias a ellos puede experimentar otras cosas para ejercer un buen liderazgo, sabe que el conocimiento es poder, pero debe ir acompañado de acciones para que sea efectivo.
El neuroliderazgo y la toma de decisiones.
Se ha comprobado a través de las neurociencias que algunas decisiones las realizamos en forma inconsciente. Al efecto, el servicio de radiodifusión alemán Deutsche Welle realizó una investigación denominada “Nuestro cerebro es lo que comemos”, en el cual se detalla, como los alimentos inciden en nuestro comportamiento y cuáles son los nutrientes que necesitamos para tener un rendimiento más efectivo en una organización y de nuestros colaboradores.
Un neurolíder no procrastina, pues para actuar adiestra a su cerebro a responder de manera inmediata, regularmente 5 segundos le bastan para accionar y moverse.
Cuestión de enfoques en el neuroliderazgo.
El neurolíder tiene claro que cuando hace partícipe a mujeres y hombres en la solución de problemas por poner un ejemplo, los enfoques o puntos de vistas de ambos son distintos, y mucho de ello guarda relación por su estructura cerebral (límbico, reptiliano o neocórtex). Lo anterior es importante cuando se ejerce un neuroliderazgo con perspectiva de género.
Neuroliderazgo por experiencia.
Si algo tiene el cerebro humano, es que retiene con mayor facilidad la información que proviene de experiencias o testimonios positivos o negativos. Por lo tanto, representa una gran oportunidad para el neurolíder, debido a la influencia que puede generar en sus seguidores el utilizar este tipo de neuroliderazgo. De hecho, existe una figura que se denomina Storytelling (narración de historias), la cual sirve de manera eficaz para motivar a los trabajadores dentro de una organización.
Neuroliderazgo de aprendizaje por asociación.
Tradicionalmente hemos usado la memoria como forma de aprendizaje, sin embargo, si la asociamos con algún objeto, color, olor o momento significativo; lograremos entonces que el cerebro lo registre con mayor facilidad; incluso, que difícilmente se olvide; verbigracia, un directivo puede recordar lo valioso que fue en algún momento reunir a los trabajadores y sus familias en un fin de semana y como ello, incidió en los resultados y en un excelente ambiente de trabajo en días posteriores.
Hidratación, descanso, ejercicio físico y mental en el neuroliderazgo.
Un cerebro bien hidratado en comunión con un excelente descanso, clarifican las ideas y generan una actitud positiva. Por su parte, los líderes deben estar en actividad física constante para liberar toxinas y demás sustancias nocivas al organismo, también el ejercicio mental a través del juego de ajedrez y el hacer cuestionamientos universales de alguna situación o problema, potencializan la capacidad de liderazgo como estratega.
Salud mental en el neuroliderazgo.
En múltiples ocasiones, se hace mayor énfasis a la salud mental de los trabajadores en comparación con los directivos o ejecutivos de una organización. En éstos últimos, se debe acudir con profesionales especialistas para tener un liderazgo más inteligente al dirigir a sus colaboradores, evitando síndromes como el de Bournout, Procusto o Salomón.
La influencia de la música en el neuroliderazgo.
Dentro de una organización es posible utilizar cierto tipo de música para trabajar y concentrarse, sin duda en algunos casos, el cerebro humano tiene la capacidad para lograr mayor dinamismo en sus actividades. Aunque, todo depende del tipo de persona, circunstancia, entorno o actividad que se tenga, pero sería bueno llevarlo a la práctica y analizar su funcionalidad.
El neuroliderazgo y la Programación Neurolingüística (PNL).
Pareciera complicado e inusitado, pero es necesario resetear el cerebro para que funcione de manera adecuada, sobre todo cuando la información contenida resulta ser demasiada o perjudicial. Conveniente es entonces, inyectarle aspectos positivos como la determinación y mucha pasión, eliminando también palabras como “pero” o “es que”. En el mundo del liderazgo, es imprescindible desaprender para aprender y una herramienta para lograrlo es la Programación Neurolingüística. Igualmente, la meditación ayuda a lograr una paz interior y estar bien con los demás.
El mentor y el neuroliderazgo.
Durante nuestra vida es recomendable contar con un mentor que nos inspire y motive a lograr nuestros objetivos. Los mentores pueden ser mujeres u hombres con distintas cualidades asertivas y que pueden provocar mucha empatía con los integrantes dentro de una organización, ello debido a que han transitado por distintos caminos, además, se han forjado con base al conocimiento y experiencia.
Neurocientíficos en el neuroliderazgo.
Las aportaciones de los neurocientíficos a las neurociencias, y en específico, al neuroliderazgo, resultan muy importantes. De hecho, las neurociencias se han fisionado con otras disciplinas o ciencias como neuromarketing o neurocoaching. Definitivamente, sería relevante que tanto la academia a través de distintas universidades, colegios o institutos, así como, la iniciativa privada, continúen invirtiendo en tan noble área del conocimiento.
Para concluir, el neuroliderazgo resulta ser un complemento significativo en todo líder y/o metalíder que desea evolucionar o trascender. Todo proceso de transformación requiere un esfuerzo, convirtiéndose así, en un profesional experimentado dentro de una organización, ya sea del sector público o del privado y entender que, el liderazgo, es una filosofía de vida para ser cada día la mejor versión de nosotros mismos.
Deja una respuesta