La mujer, el ser más vulnerable dentro de prisión
Hace unos días, en el mes de mayo, se publicó una nota referente a un convenio llamado “Por una Justicia Cercana a la Gente” donde la Defensoría Pública Federal revisará los casos de reclusas que se encuentran procesadas y sentenciadas en el Penal de Santa Martha Acatitla, anunció el Presidente de la SCJN Arturo Zaldívar.
Existen pocas investigaciones, estudios y bibliografía relacionados a la mujer que comete delitos, a quienes se considera que pertenecen a una clase marginal, oprimida y dominada por otras; solo se interesan en ellas cuando empiezan a generar conflictos, es cuando las autoridades prestan atención, ya que se enfrentan a un doble problema por la situación social, racial, cultural, biológica, etcétera, en nuestro país. Esto conlleva a una serie de injusticias, por simple hecho de ser mujer, lo que la hace ser vulnerada en sus derechos humanos.
En las recomendaciones de Derechos Humanos se señala que existen 428 centros que conforman el Sistema Penitenciario Mexicano. Solamente existen, en la realidad, 10 denominados femeniles (2010), algunos otros que, como tal, no tienen esta denominación, no cuentan con las instalaciones destinadas para mujeres en las que estén totalmente separadas de los hombres. Se puede decir que la gran mayoría de estos centros, ocupados por mujeres, no fueron construidos y diseñados para ellas; las áreas que tienen asignadas no son adecuadas para ellas, sino para varones, y no pueden realizar sus actividades cotidianas como estudiar, trabajar, realizar oficios y escolaridad; principalmente, carecen de espacios donde puedan cuidar a sus hijos.
Una realidad es que no ha existido una adecuada política pública ni interés de las autoridades. Es importante hacer un estudio etiológico en el aspecto social, donde se observe la violencia que existe hacia la mujer tanto en el ámbito moral como en los aspectos psicológico, cultural, educativo, económico y, principalmente, físico. También, la falta de afecto de una figura principal, paterna o materna, la violencia en la infancia o algún evento traumático, como pueden ser el abuso sexual, el acoso, la violación hasta llegar al feminicidio, es lógico que las predisponen para que, al llegar a la etapa adulta, manifiesten impulsos de agresión, odio y enojo, que trasmiten en acciones como el Delito de Filicidio.
Es necesario realizar estudios profundos sobre la conducta de la mujer y el porqué de sus conductas, así como cuáles han sido las motivaciones históricas que repercuten en su conducta social, y las consecuencias y desvíos de dichas conductas. Para encontrar una respuesta a estas interrogantes es necesario hacer una evaluación del hábitat de las mujeres consideradas antisociales. Diversas disciplinas lo desconocen por el poco interés que hay en ellas; de hecho, hay poca bibliografía y antecedentes histórico-genéticos sobre la mujer delincuente, sobre todo en América Latina.
Las teorías explicativas de la desviación social han retrasado la atención hacia la mujer delincuente.
Se ha intentado enfocar el problema de la delincuencia femenil a partir de las características biológicas y naturales atribuidas como propias del sexo femenino. Desde Lombroso, con su teoría de la mujer delincuente, se consideraban anormalidades cromosómicas, desórdenes hormonales o síndrome premenstrual, los cuales fijaban ciertas características biológicas y psicológicas de la mujer (teoría desechada en la actualidad, lógicamente).
Los estudios sobre la criminalidad femenina, así como el Sistema Penitenciario, parten de conceptos en los que, el papel tradicional de la mujer no representa para la sociedad un tema importante para realizar estudios. Es por eso que las autoridades deben analizar de manera minuciosa este problema, ya que es un ser débil, emocionalmente enfermo, desadaptado, sumiso, analfabeta, que es como la consideran las mismas autoridades.
De acuerdo con datos epidemiológicos, estadísticas delincuenciales, etnográficos reportan índices cada vez más alto en las mujeres, quienes están involucradas en actos violentos, principalmente ligados al Delito de Filicidio. Por lo regular, provienen de una población económica y socialmente desfavorecida, porque son y han sido víctimas de factores sociales, económicos, culturales, educativos, políticos, familiares, etcétera, que, al cumplir con una penalidad, son abandonadas por el sistema, la sociedad y la familia.
En México existen solidos edificios con apariencia de fortaleza, llamados de máxima seguridad, que son en realidad prisiones tradicionales con una estructura para hombres y que albergan reclusas. Por el abuso de poder de las autoridades, como lo señala Michel Foucault, en su obra Vigilar y Castigar que en forma gráfica y abrumadora describe las cárceles, deberá intervenir más Derechos Humanos.
El Sistema Penitenciario en nuestro país se encuentra obsoleto y deficiente. Considero que debe existir una reforma legal, procesal y una estructura adecuada de las instalaciones, así como personal capacitado.
Estimo que los paradigmas sociales son obstáculos para poder realizar una evaluación y análisis de una investigación integral del fenómeno que está ocurriendo en el Sistema Procesal respecto a las mujeres.
Considero que se debe hacer un análisis completo y exhaustivo de la mujer que delinque; se requiere de un trabajo interdisciplinario, con la participación de profesionistas en diversas disciplinas que brinden un apoyo sustancial para el conocimiento de la conducta y personalidad del ser humano con problemas de adaptación. La mujer es considerada un ser totalmente social toda vez que no puede vivir fuera de la sociedad. Para los psicólogos, psiquiatras, criminólogos, sociólogos, médicos, es importante realizar estudios en la mujer delincuente, así como aplicar una metodología específica que vaya de acuerdo con los antecedentes y con su evolución histórica, de manera que ese estudio interdisciplinario se pueda adaptar a un contexto social.
A pesar de que la delincuencia femenina, con relación a los hombres, es universalmente menos propensa a cometer delitos, en la actualidad no deja de ser un tema de estudio importante e interesante.
Bibliografía
ASTUDILLO, Aleyda Ángeles. Psicología Criminal, Porrúa, 1era. edición, México, 2006.
ADATO, Green Victoria. Memoria de la mesa redonda de la mujer en el marco de los Derechos Humanos, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 1era edición, México, 2004.
OLMOS, Yagüe Concepción. Mujeres en prisión, intervención basada en sus características, necesidades y demandas. Ed. Revista Española de investigación criminológica, Artículo 4, España, 2007.
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