Sergio Dionicio Gutiérrez Villeda
Doctor en Administración y Políticas Públicas. Docente e investigador a nivel Superior.
El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT)[1] representa uno de los proyectos estratégicos más ambiciosos del gobierno de México en los últimos años. Ubicándose éste en la franja más angosta del territorio nacional, entre el Golfo de México y el Océano Pacífico, busca convertirse en una alternativa logística al Canal de Panamá, posicionando a México como un nodo clave en las rutas comerciales internacionales. Las expectativas en torno a este proyecto son altas, no solo en términos de infraestructura y conectividad, sino también en su potencial de detonante económico, social y geopolítico.
La idea de conectar ambos océanos a través del Istmo de Tehuantepec no es nueva; ésta data del periodo porfirista, cuando se intentó desarrollar un ferrocarril interoceánico. Sin embargo, es en el contexto actual, con el auge del comercio global y la necesidad de diversificar rutas logísticas, donde resurge con fuerza.
El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec es una iniciativa del gobierno mexicano que pretende conectar logísticamente los puertos de Salina Cruz, Coatzacoalcos, Dos Bocas y Puerto Chiapas mediante una moderna red ferroviaria, carreteras y ductos para hidrocarburos. Esta plataforma cubrirá aproximadamente 1,200 kilómetros y ofrecerá una alternativa rápida y eficiente para el tránsito de mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico, brindando acceso a Europa, el sur de Estados Unidos, América y Asia.
A lo largo de la red ferroviaria de 1,200 KM que conecta el Océano Pacífico con el Atlántico, se distribuirán 10 polos de desarrollo. Estos espacios contarán con condiciones ideales para la inversión y la instalación de industrias, potenciando así las capacidades productivas de la región.[2]
El proyecto contempla modernizar y ampliar las vías ferroviarias, construir puertos de altura en Coatzacoalcos (Veracruz) y Salina Cruz (Oaxaca), desarrollar polos de desarrollo industrial, y establecer una red de infraestructura complementaria que articule carreteras, ductos y parques industriales. El objetivo central es impulsar el crecimiento económico regional, reducir la desigualdad histórica del sureste mexicano, así como fomentar el comercio internacional.
Expectativas económicas
Uno de los principales motores del CIIT es su potencial para detonar la inversión privada y generar empleo, ya que se espera que la zona se convierta en un centro logístico e industrial competitivo, atrayendo industrias de transformación, maquiladoras, y empresas vinculadas a la exportación e importación. De acuerdo con estimaciones gubernamentales, el corredor podría generar más de 500 mil empleos directos e indirectos en los próximos años, con un impacto significativo en los estados de Oaxaca y Veracruz, históricamente rezagados en indicadores de desarrollo. Además, el proyecto busca atraer inversiones extranjeras, principalmente de Asia y Norteamérica, interesadas en nuevas rutas de comercio ante las tensiones geopolíticas y las disrupciones en las cadenas de suministro global.
El corredor Interoceánico busca generar 550 mil empleos directos desde el lanzamiento del proyecto hasta 2050, mientras que a 2030 se tiene una proyección de 150 mil trabajos directos en la industria de la construcción, petroquímica, logística, portuaria, ferroviaria y agroindustrial. Actualmente se construye la plataforma logística para generar las condiciones para que se dé el tráfico de contenedores entre el Océano Pacífico y el Golfo de México, el cual es el atractivo para que inviertan empresarios mexicanos y extranjeros.[3]
El desarrollo de polos de bienestar y parques industriales implica también incentivos fiscales y aduaneros, con la esperanza de replicar el éxito observado en las zonas económicas especiales de otros países. Sin embargo, el reto será garantizar que las inversiones generen valor agregado local y no se limiten a enclaves extractivos o de ensamblaje.
Impacto social y regional
El Corredor Interoceánico no solo busca impulsar la economía, también pretende ser un proyecto de justicia social y reequilibrio regional. Las comunidades del Istmo han sufrido históricamente altos índices de pobreza, marginación e insuficiencia de servicios básicos. En este sentido, el proyecto plantea mejorar la infraestructura social, como hospitales, escuelas, vivienda y acceso a agua potable. Asimismo, se busca incorporar a las comunidades indígenas en el proceso de consulta y toma de decisiones, aunque este ha sido uno de los puntos más polémicos. Las expectativas sociales, por tanto, están mediadas por la posibilidad de que el desarrollo no solo sea económico, sino que garantice inclusión, respeto a los derechos colectivos y sostenibilidad.
Preocupaciones ambientales
El Istmo de Tehuantepec es una región de alta biodiversidad y valor ambiental, por lo que el proyecto enfrenta también expectativas y cuestionamientos en materia ecológica y esto porque la construcción de infraestructura a gran escala podría implicar deforestación, fragmentación de ecosistemas y afectación a especies endémicas.
El gobierno ha asegurado que se implementarán medidas de mitigación y compensación ambiental, pero especialistas advierten que será necesario un monitoreo continuo y transparente, así como un diálogo constante con las comunidades para evitar impactos irreversibles.
Históricamente, las actividades económicas en el istmo en las últimas seis décadas consistieron en la acelerada explotación de mantos petroleros y azufreros; el aumento de la capacidad de refinación del crudo; el establecimiento de cinco grandes complejos petroquímicos; la instalación y operación de un complejo sistema de transportes; oleoductos, gasoductos y combusto-oleoductos; el crecimiento de la zona urbana y corredor industrial Coatzacoalcos-Minatitlán. Ello ha mermado el equilibrio ecológico y pudiese aún afectarse más:
Esta región, la más estrecha entre el Golfo de México y el Océano Pacífico, de inmensa riqueza natural y pluriétnica, de culturas indígenas milenarias está seriamente amenazada frente al macroproyecto denominado Programa de Desarrollo del Istmo de Tehuantepec (Corredor Interoceánico) (…)
A todo esto, se agregan sistemas de transportes de carga pesada, terrestres y marítimos, para conectar las regiones petroleras desde el istmo norte en Coatzacoalcos hasta el centro estratégico de distribución y exportación de Salina Cruz. Y con las regiones petroleras del norte de Chiapas, Tabasco y Campeche.
Sumemos también la ganaderización extensiva ocurrida en el sur de Veracruz y gran parte de Tabasco; la expansión de una agricultura intensiva tecnificada y de plantaciones forestales comerciales, con el uso indiscriminado de agroquímicos y fertilizantes sintéticos.
Todo lo expuesto anteriormente ha generado impactos ambientales muy severos reflejados en la devastación de decenas de miles de hectáreas de selvas tropicales húmedas y más del 80 por ciento de los ecosistemas de humedales en el delta del río Coatzacoalcos. Más la contaminación del aire, suelo y, sobre todo, de los cuerpos de agua alterándose la calidad para el consumo humano y la macrofauna acuática del río Coatzacoalcos. Ocurre lo mismo en el río Tonalá, en la laguna del Ostión y en las aguas del litoral del istmo norte, con fuertes descargas bacterianas y microbianas en general, de hidrocarburos y de metales pesados.[4]
La expectativa ambiental, en este sentido, se debate entre la posibilidad de un desarrollo sostenible y el riesgo de replicar modelos de explotación depredadora.
Proyección internacional y geopolítica
Amén del aspecto ambiental, el Corredor Interoceánico se proyecta como una alternativa viable al Canal de Panamá para ciertos tipos de carga y rutas comerciales. En un contexto global donde la resiliencia de las cadenas de suministro es una prioridad, México podría posicionarse como un actor estratégico en la logística intercontinental. Además, se espera que el proyecto fortalezca la integración comercial de México con Estados Unidos y Canadá bajo el marco del T-MEC, al tiempo que abre nuevas oportunidades con Asia-Pacífico. La expectativa geopolítica es que el Istmo sea una plataforma logística clave para América del Norte, aumentando la soberanía y autonomía regional frente a disputas comerciales globales.
Sin embargo, el éxito de esta proyección dependerá de la capacidad para ofrecer costos competitivos, eficiencia operativa y certeza jurídica a los inversionistas y usuarios. Como se puede concluir, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec concentra altas expectativas económicas, sociales, ambientales y geopolíticas, y en el mejor escenario, podría convertirse en un motor de desarrollo integral, reduciendo desigualdades y posicionando a México en el comercio global.
Fuentes consultadas
Diario Oficial de la Federación. 14 de junio de 2019, Decreto por el que se crea el Organismo Público Descentralizado: Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Dracontainers Corp (2024, junio 17) El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec: La Nueva Ruta Logística que Revolucionará el Comercio Internacional. En: https://blog.dracontainers.com/blog/corredor-interoceanico-istmo-tehuantepec
Hernández Enrique (2024, noviembre 15), “Dan 22,000 mdp para la modernización del tren del Corredor Interoceánico”, Forbes México.
Robles Gil, Luis Miguel (2021, marzo 14) Los impactos ambientales del Corredor Interoceánico. Ecológica. En: https://ecologica.jornada.com.mx/2021/03/14/los-impactos-ambientales-del-corredor-interoceanico-5401.html
[1] El 14 de junio de 2019, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto por el que se crea el Organismo Público Descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, no sectorizado, denominado Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
[2] Dracontainers Corp (2024, junio 17) El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec: La Nueva Ruta Logística que Revolucionará el Comercio Internacional.
[3] Hernández Enrique (2024, noviembre 15), “Dan 22,000 mdp para la modernización del tren del Corredor Interoceánico”, Forbes México.
[4] Robles Gil, Luis Miguel (2021, marzo 14) Los impactos ambientales del Corredor Interoceánico. Ecológica.